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El papel del adulto en el juego


Aquí os dejo este artículo sobre el papel del adulto en el juego.


A veces se nos olvida lo importante que es jugar con los más pequeños. Llegamos del trabajo exhaustos y el día a día no nos permite pensar más que en llegar a casa, preparar baños, cenar e ir pronto a la cama porque al día siguiente hay que madrugar.

La realidad muchas veces es así, pero deberíamos luchar un poco por encontrar un tiempo diario en el que podamos jugar con nuestros hijos y permitir un lugar de encuentro diario con el que disfrutar, desconectar y relajarnos con ellos.

Ese momento de juego debe ser relajado y estar al 100% por ellos. Es cierto que los niños saben jugar solos y si tienen hermanos pueden divertirse mucho juntos, pero también tienen ganas de ver a sus padres y divertirse junto a ellos.

Una vez se ha conseguido encontrar ese espacio prácticamente diario de juego, es importante que tengamos en cuenta diferentes aspectos sobre el papel del adulto en el juego.

  1. El adulto, debe acompañar al niño en el juego cuando se lo pida, tratando de intervenir de forma controlada para permitir que ellos sean los que creen, improvisen y prueben experiencias. Debemos permitirles ser espontáneos y auténticos. A veces es mejor situarnos como observadores, con mirada atenta y esperar a que nos sugieran ellos mismos intervenir.

  2. La observación nos permitirá además conocer mejor al niño, ver cómo utiliza sus juguetes y cómo es su juego, si respeta los juguetes, si les dedica tiempo o por el contrario no acaba las actividades… en definitiva conocer mejor a nuestro hijo.

  3. A veces intervenimos más a menudo de lo que debiéramos. Es interesante permitir crear al niño dejando que se equivoque, puesto que en el juego todo puede valer y de los errores nacen nuevas creaciones. Eso no quiere decir que no estemos con ellos jugando.

  4. El protagonista del juego debe ser el niño para favorecer el aprendizaje. A veces tendemos a darles lar respuestas a todo y no dejamos que ellos mismos sean quienes se den sus propias respuestas y se construyan como seres reflexivos.

  5. Las prisas no son buenas y en el juego mucho menos. Tenemos que trasmitir calma y tranquilidad, no hay que jugar con prisas para poder disfrutar.

  6. Dar confianza y establecer límites para que puedan jugar libremente. Los niños necesitan que se le marquen unos límites. Es decir, ellos están deseando conocer lo que se puede hacer, lo que no se puede hacer, por su seguridad, para aprender y para poder seguir creando. Que el juego sea libre, no significa que no pueda haber unos límites claro.

  7. Es muy importante que seamos conscientes de que cada niño es diferente y por ello puede tener unos intereses distintos a los que la sociedad tiene preestablecidos. Debemos respetar esos intereses y preferencias en el juego y dejarles escoger libremente, tratando siempre de facilitar permitan el desarrollo cognitivo de los niños.

  8. El lenguaje que empleamos debe ser el adecuado y adaptado a su edad, ni demasiado infantil ni demasiado, ni demasiado alejado de su vocabulario. El lenguaje y el tono con el que nos dirigimos a nuestros pequeños es clave, con las mismas palabras podemos trasmitir amor y miedo, o con el mismo tono pero con distintas palabras podemos trasmitir cosas opuestas.

En general seguro que somos acertados en el momento de jugar con nuestros hijos, pero debemos ser conscientes de que nuestras acciones como adultos tienen más importancia en el día a día de lo que podemos imaginar. En definitiva se trata de disfrutar en el juego, de acompañar, de facilitar y de compartir un precioso momento cada día.

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