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7 Creencias erróneas sobre la dislexia


Hasta hace unos años, la dislexia estaba en un baúl desconocido, y es desde hace poco tiempo que se detecta y se interviene con mayor precisión.


No obstante, pese a los grandes avances y numerosos estudios e investigaciones que hay al respecto, es habitual escuchar comentarios sobre la dislexia que no son acertados. A menudo porque se mezclan con otros trastornos o porque no se define adecuadamente.


La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo. (DISFAM).

Os presento algunas creencias erróneas, para que quede más claro en qué consiste la dislexia y podamos detectar a tiempo algunas señales de alarma.


1. La dislexia se pasa cuando eres adulto

Existe la creencia de que la dislexia es un trastorno transitorio, es decir que cuando el niño pasa a ser adulto desaparece, o que se puede curar en algún momento. En realidad esto no es cierto, la dislexia no se cura ni desaparece por arte de magia conforme el niño crece, pero sí que es cierto que una intervención temprana y la adaptación de determinadas formas de enseñanza y aprendizaje favorecen que las personas con dislexia tengan mejoras en el desarrollo de la lectoescritura y aprendan herramientas para enfrentarse a ella.

Por tanto, cuanto antes nos demos cuenta de que el niño tiene problemas en la lectoescritura, antes comenzará la intervención y antes aprenderán a manejar los recursos necesarios.


2. No saben cuál es la derecha y cuál es la izquierda


Es cierto que algunos pueden tener dificultades para asociar la derecha y la izquierda, o que a nivel viso-espacial y psicomotriz tengan dificultades de orientación, pero no es que sea una característica definitoria de la dislexia, ni sirve para diagnosticar la misma.


3. Confunden las letras y las escriben al revés.

A menudo los niños con dislexia confunden números y letras, los invierten, los mezclan, no separan palabras… pero nuevamente hay que desmitificarlo, puesto que no es una característica única de los niños con dislexia, sino que puede estar asociado a otras dificultades o formar parte del proceso de aprendizaje de la lectoescritura.


Ni todos los niños que invierten o confunden letras son disléxicos, ni todos los disléxicos invierten y confunden letras.


No obstante, si tenemos dudas o detectamos este tipo de cosas, siempre tenemos que consultar con los profesionales.


4. Los niños con dislexia son menos inteligentes que el resto


La relación entre dislexia e inteligencia para nada va en esta dirección. Al contrario, para poder diagnosticar a un niño con dislexia necesitamos previamente saber si hay una discapacidad intelectual. En el caso de ser así, se descarta la dislexia.


Es decir, que un niño con dislexia es tan inteligente o más que un niño sin este trastorno. Incluso los superdotados pueden tener dislexia.


La clave para el aprendizaje no es bajarles el nivel de exigencia, sino la forma en la que se les presenta la información o se les evalúa para que puedan dar lo mejor de sí mismos.


5. Los niños con dislexia son vagos y por eso no les gusta leer


Los niños por lo general no son vagos, son grandes descubridores que quieren aprender todo lo que se cruza por su camino. Pero obviamente les gustará más hacer cosas que se les da bien, que no en las que continuamente están fracasando. Por un momento el fracaso puede suponer un reto, pero cuando se repite con frecuencia, se pierde el interés por esa actividad. Si a esto lo queremos llamar vagancia, estamos confundidos.


Más bien estaríamos hablando de fatiga por hacer una actividad que supone un sobreesfuerzo y que además no tiene las recompensas esperadas.


6. A los niños con dislexia hay que bajarles el nivel de las asignaturas


Precisamente, del mismo modo que anteriormente le hemos dado importancia a la atención temprana, son igual o más importantes las adaptaciones que se puedan hacer en el colegio.


Las adaptaciones del niño con dislexia, están relacionadas con la forma en la que acceden a la información, no con el contenido de esa información. Es decir, una adaptación para un niño con dislexia, podría ser realizar los exámenes de forma oral o en formato de tipo test.


No sería una adaptación adecuada para un niño con dislexia, darle contenidos de cursos inferiores o reducírselos.



Estas creencias no pretenden ayudar a hacer un diagnóstico, sino aclarar algunas dudas que habitualmente quedan mal resueltas en relación a la dislexia. Si crees que tu hijo o alumno puede tener dificultades en la lectoescritura no dudes en contactar con profesionales para que puedan hacer una valoración diagnóstica y ayudar en el proceso de enseñanza y aprendizaje al niño lo antes posible.

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